La señora del tercer piso.

Cuando Irene se encontró con la señora que vivía en el tercer piso, se ofreció para subirle las pesadas bolsas de la compra y aceptar, de muy buen grado, la animada charla que aquella menuda anciana le ofrecía en tan dispares ocasiones.
Abril se había llevado ya las frías sonrisas de un invierno que para impresión de muchos había durado eternidad y media, y ahora el sol ya bañaba los brillantes ojos de Irene, agradecidos por aquella calidez inusitada. La anciana, que advirtió el extraño fulgor del semblante de Irene, no reprimió sus comentarios respecto a ello:

― Señorita Blau, goza de muy buen aspecto esta mañana. No atino cuál podría ser la razón de tan espléndido rostro. Bien, no quiero decir que no lo tuviera ya antes. Pero ya saben lo que dicen, la primavera… Veo que se sonroja, sí, ¿puede que haya dado en el clavo?


― Al contrario, al contrario. Me he curado del resfriado, ya sabe.

― Y sin embargo- prosiguió la anciana-, se está mordiendo los labios. Eso denota nerviosismo. Ya debería saber que soy muy observadora, no olvide que mi Antonio fue policía. ¡Y de los buenos! Se lo digo yo, que hasta se traía el trabajo a casa. No había persona en televisión que escapara a sus observaciones. Recuerdo que una vez me dijo que el presentador de las noticias debía de estar divorciándose porque, aparte de que su dedo anular aún conservaba la marca del anillo de casado, tenía un rictus en la cara que sólo podía producirse por cansancio y un indicio de depresión. Su frente arrugada era un mapa para mi marido, ¡vaya si lo era!

Irene sonrió. La señora Vidal era una mujer muy charlatana y alegre, una viuda que ya debía rondar los setenta, pero con una vitalidad y una energía que muchas veces Irene envidiaba. Siempre tenía nuevas noticias, y lo sabía absolutamente todo sobre los vecinos de la finca. Por eso, siempre que iba a visitarla, Irene se las ingeniaba para sonsacarle información sobre el extraño joven escritor que vivía al otro lado de su cocina. Y siempre veía satisfecho su apetito.

― A propósito, señorita Blau, ¿sabe ya el nombre de ese joven? Me lo ha dicho esta mañana Nuria, la de la papelería, porque el chico cada día va a comprar cuadernos, lápices, o lo que sea que necesite. ¡Estos escritores! Derrochan más en material de lo que pueden permitirse, créame, yo conocí una vez a uno, un escritor bohemio de estos, francés, por supuesto. Gabriel, me ha dicho ella, se llama Gabriel.

41 comentarios:

rOo RAMONE dijo...

Ahora sin resfriado,
ha pescado el nombre del hombre =)

Un beso Marta =)

Clementine dijo...

Si he visto Serendipity, me inspiro un poquito :) me encanto la verdad!
Un besito

Balovega dijo...

Hola..

De casualidad pasaba por aquí y me entretuve en leer la señora del tercer piso.

Me encanto... un saludo de bello fin de semana

marszoid dijo...

Irene tiene suerte de que la viejita sea tan parlanchina, sin querer, ha obtenido el nombre que tanto esperaba.

victorbite dijo...

Sé qué llego casi un año tarde, pero No sé qué le pasa a Camile me ha gustado mucho. Y éste bastante también.

Belén dijo...

Yo que creo que esta mujer lo que es es una alcahueta...

Besicos

sandocan en bicicleta dijo...

llegue por casualidad. me gusto el escrito, me veras por aqui seguido.
un saludo en la lejania.

Ela dijo...

has vuelto!!

Lena yau dijo...

Blau, Gabriel, primavera...

Lindos sonidos para volver, Marta...echaba de menos leerte...

:)

beso!

J.M. Ojeda dijo...

¡Hola Marta!
Un relato, muy entretenido.
Se deja leer, me gusto mucho.

Saludos de J.M. Ojeda

Shadow dijo...

Qué conversación más entrañable, la verdad. Hoy en día, la gente solo habla entre sí para pedir que mantengan la puerta del ascensor abierta y poco más.
Un beso enorme

nerear47 dijo...

Me encanta en serio, pues pasate las veces que tu quieras :) Tu escribes muy bien. Te sigo vale? Unbesazo!

HUMO dijo...

Que bonito escribes Marta, hacia rato no pasaba a disfrutar de tus letras, bendigo este recreo, me hacen feliz tus relatos!

Cariños!

=) HUMO

Espérame en Siberia dijo...

Siempre se llaman Gabriel :)

Albademadrugada dijo...

mm escritores bohemios franceses, como me gustan... jjj

besito linda :)

Ameel dijo...

ñañaña, ya sabes lo que voy a decirte
¿verdad?
me encanta irene!!

(L)

Diario de un PEaton dijo...

Un gusto volver a leerte,
por llevarme algo al bolsillo siempre es mejor recojer las luces y brillos de una mañana que se narra y que pones ahi, sin mucho tino y direccion....
Me ha gustado mucho.
1224 Besos martiTa---

Caja de Cartón dijo...

Si la señora supiera ver también en los sentimientos de quienes le rodean como su marido, quizá habría intuido que Irene estaba rozando el enamoramiento, si es que no lo estaba ya.

Lo cual era muy, pero que muy peligroso. (Tanto como adictivo)

¡Un abrazo!

P.S: "Caja de cartón pasó por aquí y se hizo fan de señoras que lo saben todo sobre sus vecinos".

Consuelo dijo...

hahaha .. esa manera de conseguir información me parece conocida 8-)
Cariños :3 te sigo

Shadow dijo...

El amor de hoy en día no creo que tan siquiera se pueda calificar como tal. Está tan degradado y contaminado... No sé, quizá es que soy un romántico empedernido, pero la verdad es que yo por lo menos nunca podré entender este "amor" que todos halagan.
Un beso

Sílvia dijo...

Me encantó la historia :)
Qué ocurre con la del primero?

Mònica C. Vidal dijo...

Gabriel debe de ser muy guapo de tanto escribir.

Anónimo dijo...

Amo a la señora Vidal x)

un beso guapa!

la chica pirata dijo...

y quién no tiene una señora como esta en su edificio?

:)

un beso!

Rêveuse dijo...

Siempre quise tener una vecina como esa... me encanta tu blog, escribes genial! te sigo :)
un abrazo! espero que nos econtremos algun día en un ascensor ^^

Shadow dijo...

Tienes razón, eso de despedirse con un 'te quiero' recién conoces a alguien a mí también me mata. Me pone de los nervios, porque con eso solo consiguen degradar más el verbo. Lo mejor, como tú dices, es despedirse con un beso, o un abrazo.
En fin... Supongo que los escritores (o al menos casi todos) tenemos ese concepto idealizado del amor.
Un beso

Anónimo dijo...

Que no lo deje escapar, que tiene nombre de ángel y seguro que solo por eso ya es especial.

Me ha gustado mucho mucho tu rinconcito especial así que, con tu permiso, me uno para poder pasarme cada vez que pueda.

Un muá(h) y un sugu de piña!

Shiver dijo...

me encanta tu blog!, no se como no lo habia encontrado antes.
te sigo ^^.

perfecto el retazo =)

La sonrisa de Hiperion dijo...

Todos tenemos una señora de estas en nuestro bloque...
jajajaj

saludos y un abrazo enorme

Escribiendo en el Ártico dijo...

marta, no sé cómo lo escribiría, pero lo que quería decir es que, al menos una vez, leíste mi antiguo blog porque tenía un comentario tuyo.
=)

pájaro pequeño dijo...

Que bueno que esta, me encanta. Pero quiero seguir leyendo un poco mas.

Enrojecerse dijo...

me gusta que se sonroje. aunque sea un poco por el resfriado.

Anónimo dijo...

tienes un don con las palabras, haces que me gusten todos tus textos :)

Duna Loves dijo...

todos los escritores como él son franceses
bonitas vistas desde el tercer piso :-)

Susi DelaTorre dijo...

Qué buen personaje, la vecina del tercer piso, con dotes tiernas de policía!!

Y con el nombre... ya tenemos una gran pista!


ABRAZOS!!!!!!!

tututu dijo...

me gustan los retazos :)

Caminante dijo...

me encantó tu blog :) te sigo y espero seguir siguiéndote

Dara dijo...

¡Un poco anticuado el escritorcillo! Si se comprara un portátil se ahorraría en papeles un montón y podría salir a tomar helado los domingos.



sonrisa,
pequeña

Desi Drina dijo...

Entré en el enlace que me dejaste en el comentario, de tu nuevo blog, pero me dice que no existe.
Un besito.

Verónica dijo...

Te encontre de causialidad o ha sido la cusalidad???? me quedo leyendote...

besotes de esta peke.

pd. te espero por mi rincon con tu taza de cafe, siempre que quieras...

Laura Sánchez dijo...

Siempre hay alguna señora Vidal en los libros que aun siendo tan secundaria, me gusta que aparezcan.
Qué bonito nombre el de Gabriel :)
Mira que me gusta cómo escribes, Marta.

Un beso, preciosa.