Caminaba pisándose las puntas de los pies, siguiendo el bordillo de la fuente, como cada mañana. Una fuerte oleada de emoción invadía sus mejillas, y echaba rápidas miradas rebosantes de inocencia a la multitud, pero una sonrisa pícara mostraba la verdadera intención de sus actos: se burlaba de la gente aburrida que había caído en la rutina, aquella que no dejaba de mirarla con extrañeza y reprobación.
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9 comentarios:
Lo peor es cuando no encuentras al niño interior.
:D
Nunca hay que perder ese niño interior, sino este desaparece y nunca mas vuelve a aparecer
que suerte por la niña xD
saludos marta ^^
Siempre he creído que caer en la rutina no tiene por qué llevar a mirar a quienes no lo han hecho con reprobación.
Miau
Yo suelo perder el equilibrio cuando voy caminando pisándome las puntas de los pies. x)
Besos.
Me alegro de que te gustase :D
A mí me encanta tu forma de escribir, es tan... personal. No sé, solo sé que me gusta. Y mucho.
Por cierto, ¿los dibujos son tuyos? Porque están genial.
Un besazo!
Feliz Navidad y prospero año nuevo. En griego moderno.
Todo el mundo tiene derecho a estar vago alguna vez jajaja. De todas formas tienes que subirlos, que por lo menos yo quiero verlos.
Por cierto, yo también me caigo cuando intento caminar pisándome las puntas de los pies xD.
Te acostumbras después de un tiempo a esas miradas que después se convierten en melancolia por lo que tu tienes y ellos no pudieron retener.
=)
un beso.
que bonitas e intensas esas palabras justo ahi, donde las has puesto...
mantenla, manten la inocencia, que a casi todos se les escapa, no te dejes convencer de que crecer o madurar implican perder la inocencia, no es cierto. Es el don más bonito del mundo
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